La mascota de Michelin: Bibendum

Fue en 1898 cuando por primera vez en la historia, Michelin lanza su primera mascota, el Bibendum, un personaje con mucha historia, muchas “operaciones estéticas” para su rejuvenecimiento, y un gran legado que ha dejado este “abuelo” de las mascotas a lo largo de las posteriores generaciones.

El Bibendum de Michelin:

Como hemos mencionado anteriormente, fue Michelin con su Bibendum la primera aparición registrada históricamente de una mascota como acompañamiento de una marca.

En el principio fue el verbo…

Primera etapa: En febrero de 1893, André Michelin defiende las ventajas del neumático en una conferencia en el Colegio de Ingenieros Civiles de París y lanza una frase que se convertiría en el lema de Michelin: “El neumático se traga los obstáculos”. Una frase histórica que dará sus frutos.

Segunda etapa: Un año después, en la Exposición Universal y Colonial de Lyón, los dos hermanos Michelin observan en su pabellón una pila de neumáticos de diferentes tamaños que tiene una sugerente silueta. Dicen que entonces Édouard le comentó a André: “Si tuviera brazos parecería un hombre”.

Los primeros esbozos: En 1897 el ilustrador Marius Rossillon (que firma con el pseudónimo O’Galop) presenta a los hermanos Michelin varios proyectos publicitarios. Entre ellos se encuentra un esbozo realizado para una cervecería que muestra a un bávaro levantando su copa bajo el lema “Nunc est bibendum” (Y ahora bebamos) retomando un verso de Horacio.

A la fértil imaginación de André la cita le recuerda inmediatamente su frase “El neumático se traga los obstáculos”. Enseguida realiza una asociación de ideas entre el gran bávaro del boceto y la imagen de la pila de neumáticos de Lyón y encarga un cartel a O’Galop.

Michelin_Poster_1898

Partida de nacimiento

En 1898 O’Galop diseña, siguiendo las indicaciones de André Michelin, un cartel en el que se ve en un banquete a un imponente personaje hecho de neumáticos que levanta su copa llena de clavos y de fragmentos de vidrio y brinda: “Nunc est bibendum” (equivalente a “¡Salud! El neumático se traga los obstáculos”).

Al igual que los escasos propietarios de automóviles de la época, “El muñeco Michelin”, enarbola con orgullo los signos manifiestos de cierta prosperidad: ¡anillo, puro y corpulencia! Las gafas, en cambio, las toma prestadas de André Michelin.

Pero el auténtico “bautizo” de Bibendum tiene lugar algunos meses más tarde durante la carrera París-Ámsterdam-París. El piloto Théry, al reconocer a André Michelin exclama: “¡Mirad, Bibendum!”.

El apodo pasará rápidamente de padres a hijos y desde ese momento el nombre “Bibendum” y el muñeco Michelin permanecerán unidos para siempre.

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Las posteriores transformaciones

Hasta la Primera Guerra Mundial hay, por así decirlo, una perfecta identidad entre Bibendum y los neumáticos Michelin.

Muchos carteles dan testimonio de ello al mostrar a Bibendum quitándose uno de sus neumáticos para socorrer a un desafortunado automovilista.

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Dependiendo del dibujante, aparece unas veces próspero e imponente, otras jovial y rollizo, e incluso curiosamente esbelto y atlético cuando pondera el “musculador” Michelin.

Sin embargo, ante la creciente importancia de la marca, la silueta de Bibendum tiende a homogeneizarse y se estabiliza en apenas una treintena de neumáticos.

En 1923 Michelin lanza una serie de neumáticos revolucionarios, los Confort con banda de rodadura ancha y baja presión.

Bibendum sufre una nueva mutación para adaptarse con flexibilidad a las nuevas circunstancias. Pierde algunos neumáticos como otros pierden algunos kilos; su silueta gana en claridad, su carácter en cordialidad. En lo sucesivo Bibendum “mide” 26 neumáticos.

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Pronto la personalidad del atractivo muñeco se impone sobre el tosco conjunto de neumáticos original. El aspecto de Bibendum se consolida poco a poco a pesar de una tentativa infructuosa de dotarle de orejas. La figura de Bibendum se humaniza. Bibendum, personificación de un producto desde su origen, se convierte en el emblema de la empresa Michelin, de sus valores y de sus compromisos.

Su última transformación, que se dio a conocer en la conmemoración del centenario de 1998, refleja esta vocación de portavoz de Michelin: una silueta apacible y acogedora, de rasgos serenos e idénticos en todo el mundo.

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Posteriormente ha ido teniendo otras adaptaciones ya más relacionadas con las reproducciones digitales en 3 dimensiones, en donde su dinamismo y perfeccionamiento visual ya se depura a los tiempos actuales.

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Fuente: tentulogo.es